El alcalde de Tambogrande, Segundo Meléndez Zurita, ha expresado su enérgico rechazo ante la reciente publicación en el diario oficial El Peruano, donde se declaró de interés nacional la ejecución del proyecto minero El Algarrobo, ubicado en dicho distrito. El proyecto, impulsado por la empresa privada, busca extraer materiales como cobre, zinc y plata, y representa una inversión de más de 2,750 millones de dólares. Sin embargo, Meléndez y la población de Tambogrande temen que afecte gravemente la agricultura en el valle, una de las principales actividades económicas de la zona.

«¡AGRO SÍ, MINERÍA NO!»

Meléndez fue enfático en defender la agricultura como la principal fuente de ingresos y desarrollo de Tambogrande. “Somos uno de los distritos pioneros en la producción y exportación de mango y limón en la región Piura. Por lo tanto, rechazamos contundentemente las pretensiones del Gobierno Central de tratar de imponer un proyecto minero sin respetar la consulta popular del 2002, donde dijimos rotundamente NO a la minería”, señaló el alcalde. Además, hizo un llamado a la unidad de la población: “Demostraremos que los tambograndinos unidos somos invencibles”.

El valle de Tambogrande es reconocido no solo por su fértil tierra y abundante producción agrícola, sino también por su capacidad de exportación de productos como el mango y el limón, que generan importantes ingresos para las familias locales. Cualquier proyecto que ponga en riesgo este sector enfrenta una fuerte resistencia por parte de los residentes.

Respuesta a la publicación en El Peruano

La polémica surgió tras la difusión del proyecto minero por parte de Proinversión y el Ministerio de Energía y Minas, que declararon de interés nacional su promoción. Según Meléndez, esta declaración es una falta de respeto hacia la decisión que tomó la población en la consulta popular del 2002, cuando más del 90% de los votantes rechazaron la minería en el distrito.

“Ante la publicación tendenciosa difundida en el diario El Peruano por parte de PROINVERSIÓN y el Ministerio de Energía y Minas, hemos convocado de manera urgente a los alcaldes de centros poblados, Sociedad Civil Organizada, Organismos Ambientalistas y a nuestros hermanos agricultores a participar de una mesa de trabajo el día martes 01 de octubre en el Teatro Municipal”, anunció Meléndez.

La postura de Tambogrande: Un rotundo NO a la minería

Este rechazo no es nuevo. Desde hace meses, la comuna, respaldada por el Gobierno Regional de Piura, ha mantenido su posición firme en contra de los proyectos mineros en la zona. Según Meléndez, la minería pone en riesgo la sostenibilidad de la pequeña y mediana agricultura, una actividad que ha sido el motor económico del distrito durante décadas.

El proyecto El Algarrobo plantea la extracción de minerales como cobre, zinc y plata, pero los tambograndinos aseguran que los costos ambientales y sociales serían demasiado altos. Los temores incluyen la posible contaminación de fuentes de agua, la afectación del suelo agrícola y la degradación del ecosistema, elementos cruciales para la producción de alimentos en el valle.

Una población unida por el agro

El alcalde también aprovechó para resaltar la unidad de la población frente a esta amenaza. “El agro es nuestra fortaleza y lo defenderemos. Tambogrande ha demostrado en el pasado que cuando se trata de proteger nuestra tierra y nuestro futuro, la unión es nuestra mayor arma”, afirmó.

La convocatoria a la mesa de trabajo busca establecer una estrategia clara para evitar la implementación del proyecto minero y reiterar que el futuro de Tambogrande está en la agricultura. Se espera una participación masiva de diferentes actores sociales, políticos y ambientales para tomar decisiones que definan el futuro de la zona.

¿Qué está en juego?

La producción agrícola de Tambogrande no solo abastece al mercado interno, sino que juega un papel importante en la exportación de mango y limón, productos que han posicionado a la región Piura en el mapa internacional. El impacto económico que podría tener la minería sobre esta actividad preocupa a los agricultores, quienes ven en el agro una fuente de ingresos más sostenible y segura para las futuras generaciones.