No es un caso aislado ni tres… son cientos de casos en los que ciertos jueces (presionados por el temor o por muy buenas razones) dejan libres a peligrosos hampones.

Ni siquiera las pruebas y la flagrancia son consideradas y de allí que muchos indeseables ganen la calle para seguir con sus fechorías. Y eso lo reconoce el propio presidente del Poder Judicial, Javier Arévalo, quien expresó el lunes su rechazo al accionar "condicionado" de malos jueces y convenidos fiscales.

De allí que esté proponiendo a los congresistas aprobar una ley que sancione e inhabilite a perpetuidad a los jueces y fiscales que se hacen de la vista gorda y liberan a consumados y sanguinarios delincuentes. Arévalo reconoce la independencia del Poder Judicial y la Fiscalía; sin embargo, afirma que los malos funcionarios deberían responder por sus malos actos al liberar a malhechores con antecedentes y atrapados enésima vez en las mismas andadas.

Tiene razón Arévalo: el Poder Judicial y Fiscalía gozan de independencia de funciones y en razón a la misma, malos funcionarios aprovechan eso para favorecer -no se sabe bajo qué argumentos jurídicos, aunque se sospecha-, a sujetos al margen de la ley que son una amenaza para la sociedad.

Esto repercute además en la imagen de un poder del Estado que debería estar libre de cualquier mácula.

Hoy, de acuerdo a la percepción de la población recogida en diferentes encuestas, el Poder Judicial y la Fiscalía -además de la Policía y el Congreso- son las instituciones con mayores actos de corrupción. ¿Hará suya la propuesta el Legislativo?